Primera sesión del nuevo Consejo General de Combonianos en Roma

Miércoles 17 de agosto de 2022
El nuevo Consejo General del Instituto Comboniano para el sexenio 2022-28, elegido por los participantes en el XIX Capítulo General, celebrado del 1 de junio al 1 de julio en Roma, se reunió hoy en la Consulta General, por primera vez, con el objetivo principal de repartir cargos sectoriales y geográficos entre los asistentes generales y de elegir al Vicario General.

El actual Consejo General (CG) de los Misioneros Combonianos está compuesto por el P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie , Superior General reelegido por los capitulares el pasado 25 de junio, más los cuatro asistentes generales, elegidos el 29 de junio: P. Luigi Codianni, fr. Alberto Lamana, el P. David Domingues y el P. Elias Sindjalim.

Hoy, 17 de agosto, después de la mañana de reflexión y oración, dirigida por el comboniano P. David Glenday, el Consejo General por la tarde eligió al P. David Costa Domingues como Vicario General, con voto colegiado, como indica la Regla de Vida (nº 156.1).

Además, se han asignado tareas sectoriales y geográficas a cada uno de los asistentes generales, quedando divididas de la siguiente manera:

El P. David Costa Domingues sigue las circunscripciones del continente de América más Asia.

Luigi Codianni Fernando sigue el sector de la Economía, la representación legal, y las circunscripciones de Europa.

El P. Elias Sindjalim Essognimam sigue el sector de Formación y las circunscripciones de África Francófona (ASCAF).

Fr. Alberto Lamana Cónsola sigue el sector de la Misión, la Oficina de Comunicaciones y las circunscripciones de África Anglófona y Mozambique (APDESAM). Es también  el responsable de los Hermanos Combonianos y es la persona de contacto de la Familia Comboniana.

Del 18 al 25 de agosto se realizará la consulta conjunta del traspaso del CG que ha terminado su servicio al nuevo CG. En este contexto, el 22 de agosto el P. Angelo Giorgetti, Ecónomo General, presentará la situación económica actual del Instituto en presencia de los miembros del nuevo CG y del anterior Consejo.

Finalmente, el domingo 21 de agosto el nuevo CG y las comunidades de la Curia general saludarán a los Consejeros salientes -P. Jeremias dos Santos Martins, P. Pietro Ciuciulla y P. Alcides Costa- con la celebración de la Eucaristía y un momento de fraternidad y convivencia.

Séptima Peregrinación para Recordar al Padre Ezequiel Ramin: Un Profeta para la Amazonía Brasileña

Miércoles 27 de julio de 2022
Poco después del Encuentro de Santarém, que renovó vigorosamente el compromiso del Sínodo, la Iglesia en la Amazonía vivió otro momento de profunda intensidad: la memoria viva del Siervo de Dios Padre Ezequiel Ramin, asesinado durante una misión de paz. Luego de la fase más aguda de la pandemia de la Covid-19, que no permitió la congregación de muchas personas, la Diócesis de Ji-Paraná reunió nuevamente a las comunidades del estado de Rondônia, para celebrar la vida, la resistencia y la esperanza de los pueblo de Dios, en tiempos muy difíciles en Brasil.


Por: P. Dario Bossi – Vatican News

Vida, resistencia y esperanza fueron las palabras clave del lema de la 7ª Peregrinación del P. Ezequiel. El misionero comboniano fue asesinado hace 37 años, en Rondolândia, en una emboscada cuando regresaba de otro intento de apaciguar los conflictos entre invasores y terratenientes.

La opción del P. Ezequiel y la Iglesia diocesana de Ji-Paraná, dirigida en ese momento por el difunto obispo Antônio Possamai, era muy similar al sueño del Papa Francisco, de que hubiera tierra, techo y trabajo para todas las personas, especialmente para las más olvidadas, como familias campesinas y pueblos indígenas.

La peregrinación fue preparada por una gran celebración en la ciudad de Cacoal, donde el P. Ezequiel vivió. Cientos de personas se reunieron para una Eucaristía litúrgicamente rica en símbolos y testimonios, presidida por Monseñor Norberto Foerster, Obispo de Ji-Paraná, con la concelebración de Monseñor Roque Paloschi, Arzobispo de Porto Velho.

“Un amigo: el P. Ezequiel era un amigo de Dios, como Abraham en la lectura del Génesis, permitiéndose la audacia de negociar con el Señor por la vida de todos en Nínive. Y amigo del pueblo, como el amigo del Evangelio que molesta al otro en la noche, para que los que tienen hambre puedan conseguir un poco de pan”, reflexionó don Norberto.

En la madrugada del día siguiente, los dos obispos y numerosos representantes de las comunidades de la Diócesis viajaron a Rondolândia, el lugar del asesinato del sacerdote, ocurrido el 24 de julio de 1985. Allí se encontraron con personas venidas de otras regiones de la Amazonia y Brasil, marcados por el ejemplo del P. Ezequiel y por la opción eclesial y evangélica destacada por su vida y muerte.

Junto a los sencillos y profundos gestos de devoción popular, en la capilla dedicada al Siervo de Dios hubo testimonios conmovedores, como el de doña Geni, que donó una parte de su terreno a un espacio permanente para acoger a los peregrinos. O Carlos, un guacamayo indígena, presente con su familia en la celebración: “Él murió por nosotros. Todavía tengo su figura justo aquí en mis ojos. Murió porque quería protegernos”.

Después de casi tres kilómetros de caminata orante, alternando cantos, oración, escuchando textos del magisterio de la Iglesia en la Amazonía, la gente se reunió para un momento de compartir alimentos y también semillas criollas, en la valorización de la agroecología, contra los pesticidas y transgénicos. Finalmente, la Eucaristía al aire libre, bajo los árboles, junto al lugar de la emboscada. Dom Roque preguntó al pueblo de Dios: “¿Qué diría el p. Ezequiel en la Iglesia y en la sociedad actual? ¿Qué significa hoy vivir el perdón y la no violencia, opción clave para el sacerdote e incluso sus familiares, después del asesinato? ¿Cuál es mi, vuestro compromiso concreto, para que el ejemplo del P. Ezequiel siga viviendo a través de nosotros?

La Iglesia de la Amazonía sigue conmemorando a sus mártires, cristianos que se encarnaron hasta el final, con la radicalidad del amor, la misión de Jesús y la búsqueda del Reino de Dios. P. Ezequiel es una luz de esperanza, resistencia y vida para muchas personas que se sienten amenazadas por la extrema violencia en la que se encuentra Brasil. ¡A su intercesión encomendamos el camino de las comunidades cristianas y de sus pastores, para que todo tenga vida en abundancia!

Acoger y acompañar refugiados en Centroáfrica

Texto y foto: P. Fernando Cortés
desde República Centroafricana

¿Qué sería de nuestras comunidades si nos faltara el ministerio de la animación misionera? Los cristianos que asumen este papel tienen la tarea de recordarnos que la vivencia de nuestra fe nos mueve a un mayor compromiso de cara a la sociedad, y a no mostrarnos insensibles frente a lo que pasa en cualquier parte del mundo, porque de cualquier modo termina por afectarnos. Nomás pensemos en la guerra de Ucrania que ha venido a desestabilizar la paz mundial, a encarecer los combustibles y los productos de primera necesidad, y a generar tantos refugiados que para salvar sus vidas han tenido que internarse en países vecinos.

En nuestra misión de Mongoumba, Centroáfrica, no somos ajenos a esta situación de refugiados que muchas personas viven. Luego del golpe de Estado, en 2012, muchos centroafricanos tuvieron que exiliarse en el país vecino de la República Democrática del Congo (RDC). Con el paso del tiempo, viendo que las cosas poco a poco se iban tranquilizado, han podido retornar a su país. Pues bien, nuestra parroquia es paso obligatorio para toda esta gente porque en Mongoumba, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha establecido centros de acogida temporal y de envío para atender y proteger a los refugiados. Nuestra comunidad apostólica mantiene una cercana relación con los dirigentes de la ACNUR, algunos son provenientes de otras naciones inclusive, que en nuestra fraternidad misionera han encontrado un espacio donde se sientan bien recibidos y con confianza para descansar de sus actividades.

Cabe señalar que no son pocos los cristianos de nuestra parroquia que también se encuentran en calidad de refugiados, aunque vivan en sus localidades con sus familias, porque una vez por mes deben presentarse en su campo de refugio, de RDC, donde alguna vez estuvieron en los momentos más difíciles, para mantener un estricto control de su situación y recibir una ayuda económica. Este fenómeno de los refugiados, que nació de una delicada situación sociopolítica, vino a generar mucho dolor y división en la sociedad, tanto así que los obispos del país han hablado reiteradas veces en los últimos diez años de trabajar todos juntos por la cohesión social, sin distingos de ideologías políticas ni de creencias religiosas. 

La dura realidad de los refugiados ha sido un tema recurrente en la formación de los animadores  misioneros, que desarrollan su ministerio en cada una de nuestras diecisiete comunidades de la parroquia, para que como cristianos no seamos indiferentes frente a numerosos hermanos nuestros que se han visto en la difícil situación de abandonar sus tierras e internarse en un lugar extraño para poner su vida a salvo. Y partiendo de esta compleja situación, que a nadie se le desea por los abusos a los que uno se ve expuesto hasta no recibir protección, es que insistimos en la necesidad de llevar la semilla del evangelio a todas las personas para generar una cultura de paz y de fraternidad, hasta no ver al otro como un semejante con quien de la mano se pueda avanzar buscando el mayor bien para todos.

Indudablemente, en cada uno de nuestros ambientes parroquiales nunca faltarán ciertos desafíos que demandarán de nuestra parte una atención especial. Veamos entonces tales desafíos no como problemas en sí mismos, sino como una oportunidad que el Señor nos presenta para medir el compromiso de nuestra fe cristiana y también para ver qué tan capaces somos, como animadores, de involucrar a otros a que tiendan una mano ahí donde tantos hermanos nuestros están a la espera siquiera de un poco de nuestra atención, justo ahí donde el Señor nos quiere ver, no en una de confort, sin más interés que el de alentar a otros con la gracia de su Palabra, sin olvidar lo que dijera aquel gran animador de comunidades que fue el apóstol san Pablo: “Todos nosotros debemos agradar a nuestro prójimo y hacer las cosas para su bien y para la mutua edificación” (Rm 15,2). En efecto, no hay mejor forma de animarnos que animando a los demás.