Finaliza Encuentro de la Fase Continental de México y Centroamérica: una experiencia espiritual de sinodalidad

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El pasado 17 de febrero se clausuró el primero de los 4 encuentros de la Etapa Continental del Sínodo 2021-2024 en América Latina y el Caribe. Los representantes de las iglesias de México y Centroamérica se han reunido en San Salvador, la tierra donde vivió uno de los grandes profetas de la Iglesia del Continente, San Oscar Romero.

Presencia decisiva del Espíritu Santo

En rueda de prensa se ha hecho un balance de un encuentro donde la presencia del Espíritu Santo ha sido decisiva, “pues sin él no sería posible estos encuentros eclesiales, él nos ilumina, él nos inspira, él nos fortalece”, como destacó Mons. Miguel Cabrejos. El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), destacó que ha sido una experiencia sinodal, siguiendo la metodología de la Asamblea Eclesial, con una presencia de todo el pueblo de Dios. Una experiencia valiosa, inédita y eclesial que “es un aporte del Celam a la Iglesia universal” y que se va a repetir en las otras 3 regiones en que se divide el Celam, para después elaborar la síntesis que será enviada a la Secretaría del Sínodo.

Una experiencia de sinodalidad vivida por Mons. Romero, que “supo escuchar el Evangelio y en el Evangelio escuchar a los pobres, escuchar a los obreros, escuchar a los campesinos, escuchar a la Iglesia también y escuchar a la realidad, los signos de los tiempos”, señaló Mons. Rafael Urrutia. El Canciller del Arzobispado de San Salvador ve en San Romero a alguien que supo escuchar y discernir, imagen del Buen Pastor hasta dar la vida por las ovejas.

Espíritu de apertura, libertad, escucha

Una experiencia espiritual, de sinodalidad, en palabras de la Hna. María Dolores Palencia, destacando el pedido hecho a Mons. Romero al inicio del encuentro “para que tuviéramos ese espíritu de apertura, de libertad, de escucha”. Siguiendo el método de la conversación espiritual, “que quiere llevarnos a un discernimiento profundo y nos ayuda a escucharnos sin debatir, sin respondernos, sin querer convencernos y permitir que esa escucha entre en el corazón y mueva algo en nuestros corazones a partir de la palabra de todos”.

La facilitadora del encuentro llamó la atención sobre el “distinguir lo que el Espíritu está haciendo entre nosotros y entre nosotras, y nos permite hacer un camino juntos y juntas, nos permite ir descubriendo el camino que el Espíritu quiere hoy para la Iglesia”, y junto con ello a ver este momento como “una experiencia de recibir y acoger lo que el Espíritu va moviendo”.

Un espacio de pequeñas comunidades donde cada uno ha podido abrir su corazón con mucha libertad y sinceridad, afirmó la Hna. Laura Yax. La religiosa destacó la escucha profunda y sin prejuicios que se dio durante el encuentro, donde se compartieron experiencias pastorales en diferentes ámbitos eclesiales, desde la experiencia de misión de la Iglesia en la región. Algo que ha ayudado a ensanchar la tienda, pues en la diversidad hay riqueza, lo que la ha llevado a sentirse hermana del otro, a querer escuchar lo que el Espíritu quiere decir en este momento. Una experiencia de sinodalidad, de escucha y apertura.

Teología del pueblo de Dios

Una experiencia que ha transformado la vida de los participantes, como testimoniaba Mauricio López, que insistía en la pregunta que marca el recorrido del proceso sinodal: ¿Cómo la Iglesia, fiel a su identidad, al anuncio del Evangelio, está siendo sinodal o puede ser más sinodal?”. Un momento de acción de gracias por la “Teología del pueblo de Dios en el corazón del Concilio Vaticano II, en la Constitución Lumen Gentium que sigue marcando un rumbo”, a través de hitos, destacando el papel del Sínodo para la Amazonía, de la Asamblea Eclesial y del actual proceso sinodal, donde destaca la amplia consulta llevada a cabo y recogida en el Documento para la Etapa Continental, que siguiendo el método de la conversación espiritual está llevando a la Iglesia de todo el mundo a realizar aportes para la elaboración del Instrumentum Laboris. Un camino en el que “San Oscar Romero nos ilumina, nos inspira para esa parresia que es tan urgente en este tiempo presente”.

La novedad de este proceso está en “esta experiencia de escucha y diálogo, que justamente es lo que nos falta, sentarnos, escucharnos y dejarnos iluminar por el Espíritu”, según la Hna. Laura Yax. Una experiencia que muestra la capacidad de cada uno exponer su postura respetándonos hasta que encontremos un punto en común, destacó la religiosa, que llamó a “contagiar a toda la Iglesia para que entremos en esta dinámica de diálogo”. Un proceso marcado por el escuchar, discernir, actuar o decidir, matizó Mons. Cabrejos, que hizo ver la necesidad de no volver atrás en este modo de actuar dentro de la Iglesia y en la relación entre la Iglesia y la sociedad.

Los puntos en común aparecidos es seguir buscando los medios para escuchar más a los jóvenes, recordar que las mujeres tienen un aporte, un capital a ofrecer, pero también necesitan recibir el espacio, el cuidado de las familias, la centralidad de Jesucristo en el caminar, la importancia de una oración enraizada en la realidad y que toma en cuenta los signos de los tiempos, la atención y escucha a las periferias, a los alejados, abriendo espacio para acogerlos, según relató la Hna. María Dolores Palencia.

Temores a ensanchar la tienda

A ello ha añadido Mauricio López la necesidad de una Teología de la Ministerialidad Bautismal y de incorporar mecanismos y estructuras que permitan que la sinodalidad siga viva y adelante, con una mayor participación del laicado, de las mujeres en los espacios de toma de decisiones. Todo ello reconociendo los temores a ensanchar la tienda y la necesaria presencia en el continente digital, así como el reconocimiento de los pueblos indígenas y afrodescendientes y el cuidado de la casa común.

Se ha insistido en que se trata de un proceso de aprendizaje, pues estamos ante un Sínodo que no es temático y sí un nuevo modo de ser Iglesia en el que se insiste en la capacidad de escucharse, de abrirse, de dialogar e interiorizar lo que el Espíritu nos va diciendo. Una sinodalidad que no es fácil de practicar, lo que demanda aprender a caminar juntos, inclusive con los que no nos entendemos, como destacó Mons. Cabrejos. Eso no fácil en una estructura eclesial piramidal y en las tensiones presentes ante diferentes realidades, lo que demanda preguntarse cómo se vive el compromiso bautismal, que lleva a un cambio en las maneras de actuar y de ser, según la Hna. María Dolores Palencia. Todo ello en un proceso de discernimiento serio que lleve a buscar y hallar lo que Dios me quiere decir, lo que el Espíritu Santo quiere suscitar como protagonismo, algo muy complejo en palabras de Mauricio López.

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Un encuentro en el que ha estado presente la situación que se vive en Nicaragua, ante la que el Celam, como hacía ver su presidente, ha seguido la postura del Papa, lo que también han hecho diferentes conferencias episcopales, expresando cercanía, oración, acompañamiento a la Iglesia en Nicaragua, a todas las personas que forman parte de ella. Mons. Miguel Cabrejos ha llamado al bien común, superando el bien particular, y a pensar en la dignidad de la persona como hijos e imagen de Dios.

Crédito: ADN-CELAM