Asamblea Provincial de los Misioneros Combonianos de México

Del 20 al 22 de agosto los Misioneros Combonianos de México se encontraron en la casa provincial de Xochimilco para participar en la Asamblea Provincial anual. Dicha Asamblea estuvo precedida por una semana de ejercicios espirituales en los que participaron un buen grupo de los miembros de la Provincia.

Los ejercicios espirituales fueron animados por el P. Jorge Ochoa, misionero comboniano mexicano que actualmente trabaja en los Estados Unidos. Una vez terminados y tras dos días de descanso, comenzó la Asamblea Provincial, en la que participaron cerca de 40 combonianos.

Formación permanente sobre “La cultura del cuidado y del autocuidado”

El primer día estuvo dedicado por completo a la formación permanente, con el tema “la salud integral del misionero”. Fue una jornada muy rica y apreciada por todos. En ella la Maestra Wanda Marissa Rodríguez, teóloga y psicopedagoga, nos ayudó a comprender mejor la importancia de la “cultura del autocuidado”, tanto en el cuerpo como en la mente y en el espíritu. La salud corporal, la emocional, la espiritual y la comunitaria son fundamentales para poder tener una vida y un ministerio felices. El participante más joven de la asamblea tenía 28 años, y el más anciano 88, lo que indica lo diversa que es nuestra Provincia, sin tener en cuenta la internacionalidad, que va creciendo poco a poco.

Eucaristía presidida por Mons. Andrés Vargas, obispo de Xochimilco

Concluyó la primera jornada con una Eucaristía presidida por Mons. Andrés Vargas Peña, obispo de Xochimilco, que aceptó con gusto compartir un momento con nosotros, como ya es habitual en él y al que estamos muy agradecidos por el cariño que nos tiene. En su homilía Mons. Andrés habló de San Bernardo Abad (era la memoria litúrgica) y de San Daniel Comboni, destacando en ellos la pasión que se tradujo en acción. Nos invitó a trabajar siempre en comunión, tanto con las culturas como con las Iglesias locales: los sacerdotes, religiosos y religiosas y los laicos. Citando el documento de Aparecida, el obispo insistió en que “la comunión es misionera y no hay misión sin comunión”.

Presentación de nuestra economía

La mañana del segundo día estuvo dedicada por completo a reflexionar sobre la situación económica de la Provincia, presentada por parte del Ecónomo Provincial y del Secretariado de la Economía. Ya en la tarde, abordamos el Plan Sexenal que se había elaborado en la asamblea del año pasado, para evaluar cómo y de qué manera se está implementando, tanto a nivel personal como de los secretariados. A esta segunda jornada le dimos también un carácter festivo con un momento de convivencia fraterna después de la cena, con juegos, cantos y mucho humor.

Tiempo de convivencia fraterna y festiva en la noche del segundo día

El tercer y último día lo dedicamos a concretizar propuestas según lo que los diferentes sectores reflexionaron entorno al Plan Sexenal. El Consejo Provincial, con una visión amplia de todos los aspectos de la vida de la Provincia, compartió cómo ve la marcha de la Provincia y del Plan Sexenal.

Ceremonia de envío y conclusión de la Asamblea

La Asamblea concluyó con una misa de acción de gracias presidida por el Superior Provincial, P. Rafael Güitrón, en la que se celebró el rito de bendición y envío a los que parten a la misión y a un pequeño grupo de seminaristas que, dejando a sus familias, parten para ingresar en nuestro seminario de Sahuayo.

P. Ismael Piñón, mccj

30 años de la Casa de Animación Misionera de los Combonianos en Costa Rica

comboni.org

La Animación Misionera al estilo comboniano –que comenzó desde una oficina alquilada en San José, y luego desde el Postulantado, hasta que se compró la nueva casa– fue entonces una novedad en la Arquidiócesis de San José, el corazón de la Iglesia Católica en Costa Rica.

Para iniciar la fiesta de los 30 años de apertura del CAM, el pasado 12 de agosto, los Combonianos fueran a celebrar la Eucaristía a los pies de “La Negrita”, patrona de Costa Rica, en la Catedral de Cartago. “Así nos hemos puesto bajo la protección de nuestra Madre del Cielo –escribe el superior de la Provincia de Centro América (PCA), P. Juan Diego Calderón Vargas–. Queríamos peregrinar a sus pies para afianzar nuestro testimonio de comunión misionera en Costa Rica, y el de toda la Familia Comboniana.”

El domingo siguiente, el 18 de agosto, se daba continuación a la fiesta con la celebración de la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el Obispo Auxiliar, Mons. Daniel Blanco, en el Santuario Nacional Dulce Nombre de Jesús. En la celebración estaban presentes también el Mons. Vittorino Girardi, mccj, entre otros Combonianos, Combonianas, Laicos Combonianos (LMC) y un buen número de amigos y bienhechores.

En la ocasión también se inauguró una exposición de más de treinta “banners” sobre la vida de Comboni y de los Misioneros Combonianos en el mundo. “Esta exposición ha dado más sentido a la celebración de este día –dijo el P. Juan Diego– y servirá también para dar a conocer en las parroquias nuestro ser misioneros y la labor de los Misioneros Combonianos en todo el mundo. Así dimos gracias a Dios por los 30 años del CAM, por los 45 de presencia comboniana en Costa Rica, y por los frutos de nuestro servicio misionero.”

Y añadió: “La comunidad comboniana del CAM trabajó con esmero para celebrar este aniversario. Queremos aprovechar esta ocasión para agradecer a cada uno de ellos, y a todos los combonianos que han trabajado en el CAM, por su celo misionero y también a todos los bienhechores, amigos y la comunidad local que han colaborado con nosotros durante estos treinta años que hoy celebramos. Nuestra celebración puso una vez más en evidencia que el carisma comboniano pertenece a toda la Iglesia, y su novedad sigue contagiando a todos por igual.”

Votos perpetuos y diaconado de Emmanuel Likonye. “Un tesoro en una vasija de barro”.

El 16 de agosto de 2024, la Provincia Sudafricana de los Misioneros Combonianos fue testigo de la profesión de los votos perpetuos del Escolástico Emmanuel Likonye, que actualmente está haciendo su servicio misionero en la parroquia de Acornhoek, diócesis de Witbank, en la República de Sudáfrica. El domingo 17 fue ordenado diácono en la misma parroquia por el obispo Thaddeus Xolelo Kumalo, de la diócesis de Witbank. (En la foto, Emmanuel Likonye y el P. John Baptist Opargiw, Superior Provincial de Sudáfrica).

Por. P. Robert Ndungu, desde Akornhoek, Sudáfrica
comboni.org

El P. John Baptist Opargiw, Superior Provincial, presidió la Santa Misa y, en nombre del Superior General, recibió los votos perpetuos de Emmanuel en presencia de otros cohermanos que trabajan en la zona de Lowveld, dos religiosas y algunos feligreses de la parroquia Maria Assumpta de Acornhoek.

En su homilía, el P. John Baptist recordó a todos los presentes que la celebración de la consagración religiosa «es realmente un gesto gratuito e inmerecido del amor de Dios por nosotros y por Emmanuel. Es, en efecto, una gracia, un don que es un tesoro en vasija de barro». Reiteró la necesidad de renovar nuestro «Sí» a Dios cada día de nuestra vida. Y tomando prestada la lectura de la Escritura sobre la llamada de Samuel, el P. JB subrayó que Dios nunca ha dejado de llamar a la gente a servirle. En efecto, Emmanuel puede situar su propia llamada entre los relatos bíblicos e históricos de grandes figuras como Abraham, Moisés, Pedro, Pablo, Mateo, Comboni y muchos otros. De hecho, la profesión perpetua de Emmanuel es un recordatorio continuo para todos los presentes de que estamos invitados a ofrecer a Dios lo mejor, un sacrificio vivo, puro y sin mancha.

El P. Opargiw lo expresó muy bien: «La profesión religiosa que celebramos hoy es una cuestión de amor. La calidad de nuestro amor a Dios y a nuestros hermanos y hermanas nos ayudará a vivir la Castidad como una entrega total por el bien de los demás; también nos ayudará a vivir la Obediencia priorizando humildemente la voluntad de Dios y el bien común sobre nuestros deseos personales y, finalmente, nos ayudará a vivir la Pobreza como una experiencia de una buena ética del trabajo, del compartir, del desapego de las posesiones materiales y de la dependencia de Dios y de la comunidad».

Después de la misa, todos los presentes participaron en una comida preparada por la comunidad comboniana de Acornhoek.

Al día siguiente, domingo 18, Emmanuel fue ordenado diácono en una misa en la misma parroquia presidida por el obispo Thaddeus Xolelo Kumalo, de la diócesis de Witbank a la que asistió una gran muchedumbre. El nuevo diácono permanecerá en la parroquia de Acornhoek hasta diciembre para ejercer su ministero diaconal.

“Dios escuchó nuestras oraciones”. Nueva Diócesis de Bentiu, en Sudán del Sur

“Estamos alegres porque Dios escuchó nuestras oraciones y nos bendijo con una nueva diócesis y un obispo nuevo”. La alegría y acción de gracias caracterizaron la creación de la nueva Diócesis de Bentiu y la instalación de su primer obispo, monseñor Christian Carlassare, que es un misionero comboniano.

P. Fernando González GatKuoth
Desde Bentiu, Sudán del Sur

La fiesta comenzó el jueves 8 de agosto cuando monseñor Carlassare llegó al aeropuerto de Rubkona (cercano a Bentiu). Fue recibido por una delegación compuesta por representantes de la Iglesia y del gobierno del Unity State. El prelado llegó acompañado por el obispo de Malakal monseñor Stephen Nyodho Ador Majwak, el P. John Malou Beny, vicario general de la Diócesis de Rumbek, el padre Fernando González Galarza, secretario general de la misión de los misioneros combonianos del Corazón de Jesús, que representó al Superior General, el P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie, y una docena de sacerdotes de la nueva Diócesis de Bentiu, de la Diócesis de la Malakal y de la Diócesis de Rumbek. La ceremonia de bienvenida en el aeropuerto fue breve y muy festiva: cantos, danzas, saludos, regalos y símbolos de bienvenida.

La caravana comenzó su peregrinación hacia Bentiu. En primer lugar, se dirigió a la misión de Yoynyang, fundada en 1925 por los misioneros combonianos y dedicada a Nuestra Señora del Rosario. Es la primera misión en la historia de la nueva Diócesis de Bentiu. Monseñor Stephen Nyodho explicó a la multitud que el objetivo de su visita era la inauguración de la nueva Diócesis de Bentiu creada por su santidad el Papa Francisco y para acompañar a monseñor Christian Carlassare en su nueva misión como primer obispo de la diócesis naciente e invitó a todos a recibir con alegría su nuevo pastor y a trabajar junto con él. A su vez monseñor Carlassare se dirigió a la multitud y manifestó su disponibilidad y alegría en llevar adelante esta nueva misión que el Papa Francisco le encomendó e invitó a todos a formar una sola familia en la Iglesia, en comunión Cristo. La multitud acompañó las palabras de ambos obispos con aplausos, cantos, gritos de júbilo y danzas.

El camino rumbo a Bentiu continuó con una multitud que era cada vez mayor ya que en las calles se unía más gente a la marcha. Todos vestían los uniformes coloridos representativos de sus parroquias y grupos parroquiales (Legión de María, coros, etc.) y portaban su bandera o estandarte que los representaba. Finalmente, entre cantos y danzas, la comitiva y la multitud que los acompañaba llegaron a la parroquia de Bentiu, dedicada a san Martín de Porres. Varios coros y grupos parroquiales ya los esperaban.

El obispo Stephen Nyodho informó que acompañaba al obispo Christian Carlassare para la inauguración de la nueva Diócesis de Bentiu, entregarle su nueva oficina y presentarlo al pueblo de Dios como su nuevo pastor. El obispo Christian dijo que promoverá la paz y la unidad en toda la diócesis. También agradeció la afectuosa recepción en la que participaron miles de personas. El vicegobernador James Tor Tungwar dio la bienvenida al nuevo obispo: “Nosotros, el gobierno del Unity State, le damos la bienvenida y esperamos un periodo de paz y unidad”. La bienvenida terminó y fue animada por cantos de diversos coros y gritos de júbilo de las mujeres.

El 10 de agosto, por la tarde, víspera de la gran celebración, llovió alrededor de tres horas. La gente interpretó esta tormenta como signo de que Dios bendecía al pueblo católico del Unity State con una nueva diócesis y un nuevo obispo, confirmando así, que había escuchado sus oraciones y que a través de la nueva diócesis seguirá derramando bendiciones abundantes sobre ellos. Además, el Unity State está también estrenando un gobernador nuevo, que es católico. En la cultura del pueblo nuer la lluvia es siempre una bendición, aunque en ocasiones causa desastres.

El día tan esperado llegó: el 11 de agosto de 2024, marcó no sólo la historia de la Iglesia en Sudán del Sur, sino también la historia del país, porque el nacimiento de una nueva diócesis tiene repercusiones positivas más allá del pueblo católico, más allá de la Iglesia. La celebración eucarística se realizó en el terreno que el gobierno del Unity State regaló a la diócesis para que ahí se construya la catedral, la casa del obispo y otros edificios necesarios para el buen funcionamiento de la naciente diócesis.

Antes de iniciar la celebración eucarística se leyeron y mostraron al pueblo de Dios las bulas papales de la creación de la Diócesis de Bentiu y el nombramiento de monseñor Christian Carlassare como primer obispo. Él, también, hizo la Profesión de Fe y el Juramento de Fidelidad a la Iglesia. Presidió la celebración eucarística como obispo titular de la nueva diócesis. Participaron varios lideres de la Iglesia de Sudán del Sur, entre ellos: su eminencia Stephen Cardenal Martin Ameyu, arzobispo de Juba y el obispo de Malakal, Mons. Stephen Nyodho Ador Majwak, junto con otros obispos. Participaron también prominentes miembros del gobierno del país y del Unity State, entre ellos: la ministra de Asuntos Internos: Angelina Teny, que es católica, y el gobernador del Unity State: Justice Riek Bim.

En su homilía, monseñor Carlassare exhortó a todos los fieles católicos a trabajar en comunión con él para construir juntos esta nueva diócesis y ser una sola familia en Cristo Jesús. A su vez, el cardenal Stephen Martin Ameyu reconoció la fortaleza en la fe, la resiliencia del pueblo católico al enfrentar grandes retos y conflictos, y su perseverancia en la oración que se han visto coronados con esta nueva diócesis. Por su parte, monseñor Stephen Nyodho Ador Majwak señaló que la creación de una nueva diócesis no es una división, por el contrario, fortalece la presencia y el servicio de la Iglesia al pueblo de Dios. Tanto la ministra de asuntos internos Angelina Teny y el gobernador del Unity State prometieron la colaboración del gobierno nacional y estatal en el crecimiento y desarrollo de la Diócesis de Bentiu. La ceremonia que duró tres horas estuvo animada por diversos coros, grupos de danza litúrgica y equipos de liturgia de varias parroquias.

Por la tarde, monseñor Carlassare convivió con fieles de las diversas parroquias de la Diócesis de Bentiu y representantes de algunas parroquias de las diócesis vecinas de MalaKal y Rumbek. El obispo recibió una gran variedad de regalos: grandes toros, borregos, cabras, ropas, collares de chaquira y tantas otras cosas más según la creatividad de cada comunidad cristiana. Cada delegación presentó su regalo entonando un canto y realizando una danza. Fue el primer encuentro informal entre el nuevo pastor y su rebaño. Un momento marcado por la familiaridad, la cercanía, la alegría, la fe, la generosidad y la esperanza de que Dios está creando cosas nuevas y que Dios seguirá derramando bendiciones abundantes sobres su pueblo amado a través de la Diócesis de Bentiu y de su primer pastor el obispo Christian Carlassare.

Las celebraciones por la nueva diócesis y nuevo obispo terminaron el 12 de agosto cuando monseñor Carlassare celebró una Misa de acción de gracias a Dios. También agradeció a quienes colaboraron en la organización y realización de todos los eventos realizados. Las autoridades eclesiásticas ya habían regresado a Juba, la capital del Sudán del Sur. El nuevo obispo estuvo acompañado por su clero, representantes de los diferentes ministerios de las diversas parroquias, algunos sacerdotes de las diócesis de Malakal y Rumbek, el vicario general de la diócesis de Rumbek P. John Malou Beny y el P. Fernando González Galarza, representante de los misioneros combonianos. Participaron también por parte del gobierno: la ministra de Asuntos Internos, Angelina Teny, y el gobernador del Unity State, Justice Riek Bim. En su mensaje, el gobernador dijo que trabajará junto con el obispo por la paz, la reconciliación y la unidad dentro de la diócesis, pero también con las diócesis y estados vecinos. El P. Fernando leyó el mensaje que el P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie, Superior General de los misioneros combonianos, envió a monseñor Carlassare, en el cual lo felicitaba por su nombramiento y le manifestó que el Consejo General y los misioneros combonianos lo tendrán siempre presentes en sus oraciones y que colaborarán con él. La celebración litúrgica fue animada por los coros y grupos de danza litúrgica de la parroquia de San José Obrero, de la cual el padre Fernando fue párroco durante 14 años.

Todo lo vivido en estos días se puede resumir en cuatro palabras: Agradecimiento, Fe, Alegría y Esperanza. 

Agradecimiento: Todas las celebraciones fueron de agradecimiento a Dios por los dos grandes regalos que dio a su pueblo amado: una nueva diócesis y un nuevo obispo, a través de los cuales seguirá bendiciendo esta porción de su amado rebaño. 

Fe: Todos en la Diócesis de Bentiu creen firmemente que Dios escuchó sus oraciones, vio su situación, escuchó sus lamentos y, como en el pasado mandó a Moisés a liberar a su pueblo, a este pueblo que clamó a él, le da una diócesis y un pastor que los guíe por los senderos de la vida. 

Alegría: Todas las celebraciones litúrgicas y no litúrgicas se celebraron en un ambiente festivo al ritmo de los tambores, los cantos, las danzas, los gritos de júbilo. La mejor manera que el pueblo católico de la diócesis tiene para expresar su gratitud a Dios y su alegría por los dones recibidos es cantar, bailar, alabar y gritar de gozo por lo maravilloso que Dios ha estado con ellos. 

Esperanza: Todo nuevo inicio es un motivo de esperanza. Si todo se inicia con confianza en Dios, agradecimiento por los dones recibidos y la decisión de trabajar juntos por el bien común, el futuro no sólo se ve prometedor, más bien se confía que estará lleno de las bendiciones de Dios y, además, la labor evangelizadora del obispo, sus agentes pastorales y los fieles católico producirá muchos frutos de vida.

De pastor de cabras a pastor de la Iglesia

Como miembro de una comunidad de pastores, podría haber seguido tranquilamente cuidando las cabras como cualquier otro muchacho. Pero su sueño de convertirse en sacerdote misionero comboniano lo llevó a tomar un camino diferente. El padre Joseph Etabo Lopeyok habla del recorrido de su vocación. [ Comboni Missionaries ]

El nombre Lopeyok, que me dio mi difunta abuela cuando nací el 19 de enero de 1989 en Lokichar, tiene un significado importante. En esa época, mi abuela tenía muchas visitas, por lo que ordenó que me llamaran Lopeyok, que significa “el dueño de las visitas o de la gente”. Este nombre jugó un papel clave en la configuración de mi trayectoria profesional.

Soy el tercero en una familia católica convertida. Inicialmente protestantes y miembros de la Iglesia Reformada de África Oriental (RCEA), mis padres abrazaron más tarde la fe católica y su matrimonio fue bendecido por la Iglesia Católica.

Mi decisión de estudiar fue motivada únicamente por mi deseo de ser sacerdote. Como provenía de la comunidad de pastores de Turkana, me conformaba con pastorear cabras y no tenía ningún interés en ir a la escuela. Pero un día, durante la misa, me cautivó la homilía de un misionero comboniano. Hablaba bien en suajili, mi lengua. A partir de ese momento, le pedí a mi padre que me llevara a la escuela y le expresé mi deseo de ser sacerdote.

Este fue el comienzo de mi trayectoria académica, que comenzó en la escuela primaria mixta de Lokichar. Al mismo tiempo, participé activamente en clases de catecismo y serví como monaguillo. Terminé la escuela primaria en 2005 y terminé la escuela secundaria en 2009.

Durante mis años de escuela primaria, el recinto de la iglesia se convirtió en mi lugar favorito para socializar con otros niños. Nuestro catequista recalcó en sus enseñanzas que el Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación nos convierten en miembros plenos de la Iglesia Católica y en hijos de Dios.

Estos hitos sacramentales dejaron una impresión duradera en mí y fortalecieron mi sentido de pertenencia a la Iglesia. Mis años de escuela secundaria fueron otra oportunidad para el desarrollo personal, especialmente en mi identidad como joven estudiante católica. A través de mi participación activa en la Asociación Católica y mi papel como líder, mi fe continuó floreciendo durante este tiempo.

Procedente de la parroquia de Cristo Rey, en Lokichar, dirigida por los Misioneros Combonianos, mi admiración por ellos se hizo más profunda al ser testigo de su forma compasiva de vivir entre la gente. Su amabilidad y atención a todos, especialmente a los necesitados, me inspiró a considerar seguir sus pasos.

En mayo de 2011 me invitaron a un  seminario de “Ven y mira”  en Nairobi. En agosto de ese año, comencé mi experiencia de prepostulantado en Huruma, Nairobi. Esta enriquecedora experiencia implicó enseñar en la escuela primaria S. Martin de Porres mientras participaba activamente en las actividades pastorales de la parroquia Holy Trinity Kariobangi. Me ayudó a identificarme más con el carisma comboniano de trabajar con los pobres y desfavorecidos.

En 2012 continué mi camino. Entré en el postulantado en Ong’ata Rongai, Nairobi, donde estudié filosofía en el Instituto de Filosofía de la Consolata. Fue una época de gran crecimiento, no solo espiritual sino también humano, en la que crecí en conciencia de mí mismo y en el sentido de la responsabilidad personal.

En 2015, tras finalizar mis estudios de filosofía, me trasladé a Lusaka (Zambia) para realizar el noviciado y, a continuación, realizar una experiencia comunitaria y pastoral en Malawi. Este tiempo lo dediqué a profundizar mi relación con Cristo y a conocer mejor a nuestra Congregación y a su fundador, san Daniel Comboni, a través de la oración y el trabajo.

El 6 de mayo de 2017 hice mis primeros votos, sentando las bases para mis estudios teológicos en Lima, Perú. La experiencia en Perú, inmersa en una nueva cultura, rodeada de personas, ambientes y comunidades diferentes, se convirtió en un segundo hogar donde dejé una parte de mi corazón.

Al regresar a Kenia después de mis estudios de teología, comencé mi experiencia misionera en Utawala, Nairobi. Me pidieron que ayudara en el secretariado de Misiones y Vocaciones. También contribuí a las actividades parroquiales, trabajando con jóvenes y visitando pequeñas comunidades cristianas, promoviendo la esperanza y el don de la amistad.

El 10 de febrero de 2023 hice mis votos perpetuos. El 11 de febrero de 2023 fui ordenado diácono. La alegría llenó mi corazón al cumplir mi deseo de ofrecer mi vida a Dios para su misión. El 25 de agosto de 2023 recibí la gracia y el don del sacerdocio. Fui ordenado sacerdote en nuestra parroquia, Cristo Rey, Lokichar.

Ahora, mi primera misión me ha traído a México y me llena de felicidad. Al igual que nuestro padre en la fe, Abraham, confío en la guía del Señor y estoy dispuesto a ir a donde Él me envíe para su misión de amor.

Profesión perpetua y ordenación diaconal del comboniano Felipe de Jesús Vázquez

Felipe de Jesús Vázquez Hernández, originario de Papantla, Veracruz realizó su profesión perpetua como Misionero Comboniano el pasado viernes 26 de julio y, al día siguiente, el obispo de Tlapa Mons. Dagoberto Sosa, le confirió el orden del diaconado en la parroquia de San Miguel Arcángel en Metlatónoc, Guerrero.

Texto y fotos: Hno. Raúl A. Cervantes Rendón

La parroquia de San Miguel Arcángel de Metlatónoc, en el interior de la zona mixteca del estado de Guerrero, fue testigo y partícipe de la profesión perpetua de Felipe de Jesús quien, con la presencia del Superior Provincial de México P. Rafael Güitrón, el párroco, P. Miguel Navarrete, la comunidad comboniana de Cochoapa el Grande, la feligresía y, acompañado por sus papás, decidió consagrarse con alegría y convicción como misionero comboniano para toda la vida. Durante la celebración, el P. Rafael animó a Felipe a perseverar y alimentar su vocación, a confiar en el Señor y a tomar como testimonio de fe su santo homónimo.

Al día siguiente se celebró la misa de la ordenación diaconal, que comenzó a las 10 de la mañana y fue presidida por Mons. Dagoberto Sosa. El obispo agradeció la presencia misionera en la diócesis y enfatizó la continua necesidad de ella en cualquier parte del mundo. En la misma línea le recordó a Felipe que su próximo servicio lo debe de sustentar en la fuerza que Dios le brinda para que su diaconado sea de entrega y disposición a la iglesia local y a su comunidad.

La parroquia recibió a una numerosa cantidad de feligreses, no sólo de la localidad de Metlatónoc, sino también de aquellas que son atendidas por los Combonianos. De esa manera, no fue una celebración ajena a su pueblo, ya que participaron activamente en ella a través de la liturgia, la música y la traducción a la lengua mixteca.

Posteriormente, tuvo lugar una convivencia donde la gente pudo estar más cerca del nuevo diácono, compartiendo su alegría de que Felipe seguirá acompañándolos en su pequeña región de la montaña mixteca.